¡Hola de nuevo! Hoy os hablaré de un tema muy serio
para muchas personas: la diálisis o hemodiálisis. Hay muchas personas en el
mundo que requieren de este procedimiento para sobrevivir, ya que realiza la
función que sus riñones no pueden.
Como sabréis, la función principal del riñón es
filtrar la sangre para liberarla de impurezas que son incompatibles con la vida
en grandes concentraciones. ¿Y como se filtra la sangre? Pues se hace pasar por
la máquina de diálisis, que la limpia, y luego se vuelve a introducir en el
cuerpo.
El procedimiento no es rápido. Depende de las necesidades
del paciente, pero la media son unas 4 horas y unas tres veces por semana. La
sangre debe pasar unas cuantas veces por el filtro antes de estar totalmente
libre de impurezas.
Evidentemente, no es necesario si uno de nuestros
riñones sí que funciona bien, ya que podría abarcar las necesidades básicas,
aunque con un solo riñón desciende algo la esperanza de vida de la persona.
Para poder “dializar” a alguien, se necesitan dos
accesos vasculares, es decir, un tubito que saque la sangre para llevarla a la
máquina y otro para devolverla al cuerpo.
Os preguntareis que sucede en la máquina. No es
poner el filtro del café y ya está, son procesos un poco más elaborados.
Sustancias como la urea o el potasio son muy dañinas para la salud, y son
eliminadas por la máquina mediante difusión. Una membrana del dializador hace
de filtro, pasando de su alta concentración en sangre a una baja concentración al
otro lado de la barrera, lo que permite su intercambio.
También se elimina el exceso de líquido en sangre.
El riñón progresivamente va perdiendo capacidad para excretar la orina, asique
la máquina ha de desechar el líquido sobrante sin reducir elementos formes de
la sangre, y esto lo hace mediante la ultrafiltración, producida mediante una
presión osmótica artificial creada por la propia máquina.
Debido a esto último, la persona dializada pierde
peso tras cada sesión de diálisis. Para saber cuanto peso (es decir, cuanto
exceso de líquido) ha de perder el paciente en cada sesión, se establece un
peso seco, que es el peso ideal que debe tener el paciente sin exceso de
líquidos. Siempre se intenta que el peso del paciente tras la diálisis sea
igual al peso seco.
Hasta aquí hoy, pasadlo bien y ¡no os olvidéis de
comentar!
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